Universos en Expansión
NO PARECEN FOTOS DE EUROPA....
Universos en expansión, de Francisco Martín cerró la temporada 2015 de Galería DEmergencia. Una muestra que cierra un ciclo de una forma congruente pues como exposición, fue también un evento redondo. Agradecemos el profesionalismo de Francisco y sobre todo su enfoque en los detalles. Las ampliaciones generosas capaces de cautivar nuestra mirada, el valor tonal controlado hacia una luz intensa pero fría, una cantidad de piezas suficiente a una altura coherente con la presencia de la banda. Los Fonométricos Wiro y Weso nos presentaron un tecno primitivo que combinaba sincrónicamente con las imágenes. Todo muy cuidado, con la precisión de una máquina de subjetividad. Me gusta pero me asusta... no se si todos sentimos esa seductora precisión. Los títulos "La cama de un vagabundo en Madrid", "Nieve con carro rojo en Berlin", "Esfera de luz en edificio abandonado de París", "Hueco para poste en Paris", "Hoja en la acera de Paris", "Nieve derretida en Berlin", "Asiento en el museo del Louvre en París", "Monumento al Holocausto en Berlin" y "La huella de mi cuerpo en la nieve de Berlin" resultan tautologías de la imagen, un giro hacia lo real como alteridad y nunca más como realismo.
La hegemonía del arte indexical en la escena contemporánea se la debemos a la fotografía. Preferimos el índice al ícono y al símbolo.
Un mediador entre lo micro y lo macro. Entre lo universal y lo nominal. La huella, el fósil, la ruina. Lo que siendo físico y deviene imagen mental sin inducción y sin deducción: un fanerón. El riesgo del símbolo es el desacuerdo, como la desilusión evanece al ícono. Algo hizo mutar la pantalla digital, como antaño algo hacía mutar las sales de plata. Ese algo no es la luz sino una forma de filtrar la luz. El encuadre, la elección, la mirada, para inscribir una marca, un indicio, una realidad en el sentido lacaniano de herida, de ecsición.
Sólo aquello que separa lo mismo de lo otro se nos presenta como real. Un corte es necesario para nacer al mundo. Las fotografías de Francisco Martín nos presentan esa escisión. Un antes y un después en una sóla imágen. No la torre Eiffel y el Sena sino un hoyo, una rotura en un sillón del Louvre indiferente al comentario convencional "no parecen fotos de Europa" nos invita a reflexionar sobre nuestra predilección por aquello que cruelmente nos recuerda que somos partes de una máquina.
Rafael Penroz
febrero de 2015